Otra historia de Natalie y Jack. Me la han pedido. Va por vosotros. No os preocupeis, que entendereis todo al final del conjunto de historias. ;)
Jack escuchaba música mientras la recordaba. Sabía que las palabras eran fuertes, y le hacían daño, pero no podía dejar de oírlas. La necesitaba, la anhelaba, sí, le había hecho daño en el pasado. ¿Pero qué más daba? Él la quería, y necesitaba sentirla cerca. Al fin y al cabo, ella era el único amor que había tenido.
De repente, oyó un ruido que no fue apagado por la música. Alguien estaba en su casa. Vio la figura de una mujer, joven, esbelta, bella, familiar. No tardó en saber que era Natalie. Había vuelto.
- ¿Has dejado de buscar el horizonte?- Dijo de corrido Jack.
- ¿La echas de menos?- Lo interrumpió ella.
- Sí. -Bajó la cabeza el hombre.
- Pero ella no va a volver, ¿lo sabes?
- Lo sé. -Y añadió- Pero he estado pensando. ¿Lograré vengarme de ella, de sus demonios?
- Sí. ¿Puedo tomar un café? -Dijo la mujer mientras avanzaba hacia la cocina.
- ¿Y cómo? ¿Cómo lo haré? -Preguntó Jack. Su voz tenía un tono de desesperación.
- Olvidándola. -Natalie cogió una taza, y tomó un poco de café que había recién hecho. -Ella siempre quiso ser tu centro de atención.
- No puedo olvidarla. -Comentó el hombre en un suspiro ahogado.- Son demasiados recuerdos.
- Entonces, no te vengarás. Y no saldrá nunca de tu mente.
- No quiero olvidarla. -Admitió Jack
- Lo sé. Pero me gusta que te enseñes cosas a ti mismo.
Acto seguido Natalie miró el reloj y se apresuró a decir:
- Es tarde, me tengo que ir.
- ¿Tan pronto?
- Recuerda Jack. Lo difícil no es el primer beso, sino el último. Para olvidar a una persona, primero tienes que querer hacerlo.
- ¡No puedo olvidar todo el daño que me hizo! -Gritó el joven.
- Entonces primero tienes que perdonarla. Estar en paz. Y dime, ¿si alguien sólo ve lo malo, es capaz de ver lo bueno? -Se giró y andó nuevamente hacia la puerta.- Adiós Jack.
- ¿Te volveré a ver?
- ¡Puede!... Y...-Natalie miró al muchacho que tenía detrás y añadió- Una última cosa... Decide lo que te conviene esta vez, ¿vale?. Piensa en ti, porque si no, ¿quién lo hará?
Y Jack, como si de un ángel se tratase, vio como Natalie abandonaba la morada fugazmente.
Es irónico como rondan miles de ideas por mi cabeza, y todas, carecen de sentido alguno... Fantasías, sueños, cambios al pasado, y alguna que otra tontería que se me puede ocurrir...
Es complicada la mente humana.
Ahí va una rallada.....
EL REENCUENTRO DE JACK Y NATALIE
De repente, una mujer de unos 28 años, llegó con su coche a la zona de descanso. Su cuerpo, estaba embutido en unos vaqueros destellidos y una cazadora de cuero. Su cara tenía una mezcla entre "chica dura" y "niña dulce". Eso le inspiraba confianza a Jack.
- ¿Quieres vengarte? -Preguntó en voz alta la recién llegada.
- Sí. -Respondió tímidamente Jack.
- ¿Quieres darle donde más le duela?
- Sí. -Y añadió casi de carrerilla- Quiero que sufra, que tiemble de miedo, que sepa lo que es que te maten por dentro, como ella me ha hecho a mí durante tanto tiempo...
- ¡Silencio! -Gritó la joven-... Si eso es lo que quieres... No hagas nada, sólo espera.
- ¿Qué? Insinúas que siendo mi momento de oro para joderla realmente, he de esperar como un gilipollas a... -Reparó y añadió- ¿a qué?
- ¡A que se hunda! Sufrirá el rechazo de su propia conciencia, y lo pagará caro. No hay nada peor.
- ¿Y no puede ser rechazada por su conciencia, pero también que meta yo un poco de cizaña?
- ¡No! Cuantos menos culpables hayan... Mayor será, el dolor... -Jack notó que la muchacha sonreía ligeramente.
- ¿Por qué?
- Sencillo, cielo, sencillo, porque no verá más culpable que ella misma, no podrá usar ese arma de autodefensa de "ha sido culpa de..." -dijo con una voz burlona- como hace, no podrá ser la víctima, sólo, la mala. -Y esbozó una sonrisa enorme, y de nuevo miró a Jack
- Entiendo. -Y añadió- ¿Funcionará?
- ¡Claro, confía en mí! ¿Alguna vez te he fallado?
- No. -Y al ver que la muchacha se marchaba, se apresuró a gritar- ¿A dónde vas Natalie?
- ¡A buscar el horizonte! -Río ésta- Recuerda: "para derribar a tu oponente, confúndele".
Y su voz se fue alejando tan rápido como su coche salía de allí.