18 de Octubre 2004

La mente, nuestra peor enemiga

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Mi mundo es tan oscuro, que podría asustarte. Podría abrirme por completo, pero no tendría sentido, sólo verías esquinas y rincones sangrando en paredes blancas de hormigón. Las lágrimas, hinundan los abismos, y como cataratas cíclicas vuelven y vuelven a caer, desembocan, se hacen nada, y suben de nuevo, para retomar el camino hacia el abismo. El miedo se apodera de los lugares más insólitos, engañándome. Y en el centro, están mis ojos, cerrados, incapaces de ver, mis oídos sordos, mi corazón helado, y mi cerebro funcionando con un mal código. Ese es mi mundo, no te invito a conocerlo. No hay billete de vuelta, sólo podrás ir más y más lejos, y acercarte nuevamente a un lugar tan tenue, que ni el fuego sería capaz de descubrir. Una habitación oscura, una canción triste, y una persona, encogida, henchida en llanto, ese es mi entorno. Y la única realidad que no es cierta, pero me creo.
No puedes cambiarlo, no eres consciente. Está lleno de barandillas, pero son escaleras mecánicas que bajan. El esfuerzo es tan grande que jamás podrías alcanzar tu destino, la cima. La tristeza te ahoga y se oculta tras una máscara, una sonrisa. No distingues lo que es cierto y lo que no. Sólo estás tú, y tu mente. Algo que afirma ser tu amiga, pero es de los peores rivales que puedes encontrarte. Te absorbe, te quema, te pisotea. Sigues siendo tú, pero más pequeña. Hay dos realidades en este mundo irracional, el cariño, oculto tras el manto del pánico, y los sueños. Las dos únicas cosas que pueden ayudarte. Pero reniegas, no puedes acarrearlo, no consigues cogerlo. Se escapa, como el humo. Se cuela entre tus dedos, está ahí, pero no lo sigues. Sólo cuando tu vista deje de engañarte, y ese vapor se convierta en sólido, podrás escaparte. Mientras tanto, espero aquí sentada, soñando, y deseando, algún día poder ser rescatada.

Escrito por Alguien que quiere ser recordada a las 1:46 AM | Comentarios (10)

13 de Octubre 2004

Me gusta escuchar el silencio

Me gusta escuchar el silencio. Observarlo. Sentirlo.

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Extender los brazos en la nieve y dejar que el frío penetre en mí sin dañarme. Observar las estrellas, cogerlas, y meterlas en mi mochila. Subir a lo más alto de un árbol, para dejarme caer, y volar. Colgarme de las nubes, balancearme. Dejar que el mar me vaya deshaciendo para pasar a ser sal. Sólo sal. Morir en cada suspiro y renacer de las lágrimas de mis seres queridos. Vivir dentro de una rosa, protegiéndome con sus pétalos de la lluvia. Escalar con un cordón a la cima de la más alta montaña. Sentirme pequeña, muy pequeña, para ver todo desde abajo, para no ver a nadie desde arriba. Recolectar los billetes morados que salen de mi cosecha, y repartirlos entre todo el pueblo. Nadar dentro de un vaso de ginebra, donde están ahogadas las penas. Ser humo, y colarme por cada ventana, y escuchar los pensamientos de las personas. Dar vueltas sobre mí misma, para entender el amor, a veces caes, otras no. Juntar a todas las personas en un abrazo, haciendo un sólo conjunto, llamado solidaridad. Montar una torre humana, para subir al cielo, y tocarlo con el meñique.

Y es que, me encanta soñar, y escribir lo que sueño.

Escrito por Alguien que quiere ser recordada a las 4:04 AM | Comentarios (4)