17 de Noviembre 2004

La ley de vida escrita en papel de arroz

Pues... Esto va dedicada a Dromsek :) Una persona especial.

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Me acomodé en el sofá y busqué su hombro para apoyarme. Le miraba de reojo, no podía evitarlo. Observaba como su vida se evaporaba en cada calada. Los problemas parecían huir, pero sólo se convertían en humo, invisibles, impalpables, pero presentes. Quemaba su vida con un mechero trucado, se reducía a cenizas que renacían, para volver a serlo. Una elipse cíclica, un cero, un ciclo impreciso que no paraba de dar vueltas. Su mente estaba llena de tizne, todos los recuerdos, los problemas, todo, seguía ahí, oculto bajo el manto gris de su bruma personal. Resultaba difícil apreciar su consciencia, a veces activa, otras no. No podía acertar si sus palabras eran efecto de la droga, su droga, o de sus sentimientos. No importaba, sus propias sensaciones eran ahora parte de esa resina. Gris, marrón, y blanco. Humo, tabaco, hachís y papel. Sus colores. Los momentos se consumían lentamente, era como fumarlo a oscuras, nunca sabría cuándo iba a acabar. No era uno, era un todo. Una realidad surrealista, una paradoja de su propia existencia. Sabía que no debía ser así, pero tal vez le daba miedo cambiarlo. No estaba preparado, no aún. Su vida pasaba buscando una solución, una alternativa, mientras seguía fumando. Había conocido ese abismo, y cuando tu cerebro se impregna de esa sustancia, las distancias parecen más cortas, las visibles y las que no. Por eso andaba dando saltos. Saltos grandes para muros de milímetros. Deposita su esperanza en notas lentas, ritmos y rimas y en papel, mechero y un poco de alegría artificial. No importan las consecuencias. Sólo el efecto.

Escrito por Alguien que quiere ser recordada a las 5:25 PM | Comentarios (8)