27 de Enero 2005

NO

No....

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No. NO. N-O. No sonrío, no estoy bien, ni me alegro por nada, ni por ti, ni por mí. No aguanto, no quiero seguir, no estoy dispuesta a luchar más, y tampoco encuentro motivos. No veo alegría por ninguna parte, estoy harta de sangrar y no desangrarme. No me importa volver a ese pozo sin fondo. No confío en ti. No sabes nada de mí, no entiendes en absoluto lo que siento. No creas conocerme por cuatro palabras, y aún menos por cuatro textos. No escribo lo que pienso. Aunque así fuese, jamás te lo diría. No quiero que me descubras. No quiero sincerarme. No soporto más esta hipocresía. Estas mentiras. Odio las sonrisas de pose. Al igual que aborrezco que me mires desde un espejo. No lo hagas. No me ayudes, ni lo intentes, no puedes, no conseguirías nada. No me gusta que sientas lástima de mí, así que deja de señalarme. No trates de indagar en mí, no lo conseguirás. No me abriré. Ni siquiera a ti. Nunca confesaré mis secretos, no creas que soy inofensiva. No aguanto tus penas, ni tus palabras. No me agradan tus ralladas, ni tus movidas. Me repugna ver cómo intentas hundirme tras esa máscara. No quiero ver como me arrastras a tu mundo, pintándolo de color de rosa, para luego mostrarme la cruda realidad sin escrúpulo alguno. No quiero seguir llorando, no puedo, no tengo más lágrimas. No deseo ver como me muero por dentro, ni como mi mundo de desmigaja para ser sólo comidilla de otros. No me humilles. No me hables. NO. NO. NOOOOOO.

¡NO QUIERO SEGUIR ESCUCHÁNDOTE, MALDITA MENTE!

Escrito por Alguien que quiere ser recordada a las 1:20 AM | Comentarios (15)

18 de Octubre 2004

La mente, nuestra peor enemiga

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Mi mundo es tan oscuro, que podría asustarte. Podría abrirme por completo, pero no tendría sentido, sólo verías esquinas y rincones sangrando en paredes blancas de hormigón. Las lágrimas, hinundan los abismos, y como cataratas cíclicas vuelven y vuelven a caer, desembocan, se hacen nada, y suben de nuevo, para retomar el camino hacia el abismo. El miedo se apodera de los lugares más insólitos, engañándome. Y en el centro, están mis ojos, cerrados, incapaces de ver, mis oídos sordos, mi corazón helado, y mi cerebro funcionando con un mal código. Ese es mi mundo, no te invito a conocerlo. No hay billete de vuelta, sólo podrás ir más y más lejos, y acercarte nuevamente a un lugar tan tenue, que ni el fuego sería capaz de descubrir. Una habitación oscura, una canción triste, y una persona, encogida, henchida en llanto, ese es mi entorno. Y la única realidad que no es cierta, pero me creo.
No puedes cambiarlo, no eres consciente. Está lleno de barandillas, pero son escaleras mecánicas que bajan. El esfuerzo es tan grande que jamás podrías alcanzar tu destino, la cima. La tristeza te ahoga y se oculta tras una máscara, una sonrisa. No distingues lo que es cierto y lo que no. Sólo estás tú, y tu mente. Algo que afirma ser tu amiga, pero es de los peores rivales que puedes encontrarte. Te absorbe, te quema, te pisotea. Sigues siendo tú, pero más pequeña. Hay dos realidades en este mundo irracional, el cariño, oculto tras el manto del pánico, y los sueños. Las dos únicas cosas que pueden ayudarte. Pero reniegas, no puedes acarrearlo, no consigues cogerlo. Se escapa, como el humo. Se cuela entre tus dedos, está ahí, pero no lo sigues. Sólo cuando tu vista deje de engañarte, y ese vapor se convierta en sólido, podrás escaparte. Mientras tanto, espero aquí sentada, soñando, y deseando, algún día poder ser rescatada.

Escrito por Alguien que quiere ser recordada a las 1:46 AM | Comentarios (10)

28 de Mayo 2004

Relato erótico.

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La biblioteca quedó casi vacía, sólo quedaban dos personas: una chica, cuyo pelo estaba recogido en dos coletas, tez pálida, camisa impecable, abierta, sugerente, una corta falda escocesa, sensual, medias blancas y unos tacones imponentes. Su mirada, seductora, al igual que su cuerpo, se desviaba hacia un joven de ojos verdes y pelo castaño despeinado, moderno. El adolescente, vestía una camisa informal y unos pantalones anchos bajos, que dejaban ver gran parte de su ropa interior. Éste no podía dejar de mirar a la muchacha, que comía sensualmente un chupa-chups, rodeándolo con sus carnosos labios, demasiado apetecibles. De vez en cuando, la mujer desviaba la mirada hacia el nervioso estudiante, que no podía concentrarse debido a la excitante presencia femenina. La colegiala se levantó y subió a una escalera cercana a su espectador, donde él podía apreciar sus libidinosos muslos. Buscó un libro y descendió de nuevo al piso, se sentó en una silla en frente del muchacho. Tenía las piernas entre abiertas y esto hizo que el joven sintiese una atracción cada vez mayor, incapaz de contener su deseo de descubrir lo que escondía la mini-falda. Empezó a sudar a medida que se imaginaba el desnudo de la fémina, el pecho, el triángulo de su sexo, todo. La chica observó al adolescente, y descubrió su inquietud. Miró hacia su pantalón con descaro y reconoció una superficie, sobresaliente y de aspecto rígido. Sonrío y se fue, dejándole sólo, observando cómo la criatura en uniforme se movía de manera sugerente al andar.

Decidió seguirla. El pasillo estaba oscuro y solitario, sólo se oía el sonido del tacón, y al poco, una puerta que se abría, justo la misma que indicaba la entrada de la clase de ambos. Él se quedó en mitad del corredor, dubitativo. Vacilaba en su decisión de irrumpir en el aula. Finalmente lo hizo. La puerta estaba entre abierta y no había nadie dentro. Avanzó unos pasos y oyó el crujido de las bisagras cerrándose. Miró hacia atrás y vio que ahí estaba ella, sonriendo sensualmente cerrando con el brazo extendido y la mano abierta sobre el cristal. El recién llegado permanecía callado, observándola cómo echaba el cerrojo con mirada pícara. La uniformada empezó a andar entre los pupitres, sin dejar de mirar a su admirador, que intentaba alcanzarla. Al esquivar una mesa tiró un libro y se puso delante del joven, dándole la espalda. Se agachó, sin flexionar las piernas, a recogerlo, mostrando parte de sus nalgas, cosa que excitó mucho más al hombre. Siguió agachada y giró su cabeza hacia la presencia que tenía detrás, le miró seduciéndole y volvió a incorporarse. El chico tenía su índice levantado, como si fuese a decir algo, y la mujer, fijó sus ojos en los de él, tomó el dedo que señalaba y lo introdujo en su boca, como si chupase un polo de hielo. Después lo deslizó por su barbilla, llegando hasta su cuello haciendo que suavemente pasase por la línea de su camisa, abierta, llegando hasta el canalillo, consiguiendo que el muchacho descubriese que no llevaba sujetador. Le miró de nuevo y sonrío, acercando su boca hacia la de éste. Sólo notaban el aliento del ajeno. Ella se acercaba y se separaba levemente, dejándole intrigante. Se pegó más a él, juntando ambos torsos, rozó sus labios con los suyos, y los deslizó por la mejilla, bajando al cuello, pero sin dejar de transmitir el calor que irradiaba. Una vez ahí, pasó su lengua, empapándole de gusto, lamiéndole, haciéndole sentir el placer hasta en la garganta. Ejerciendo presión con leves mordiscos, y esporádicas succiones, subió hasta su oreja, donde centrifugó su lóbulo y lo absorbió llevándole al éxtasis al combinarlo con la introducción de la lengua en su oído. Le manejaba, era como su juguete, esta vez ella era la domadora y él el sumiso, a ambos les gustaba su papel y el del contrario. Le besó, primero pegando sólo sus labios con fuerza, casi dejándole sin respiración, después mojándole con su lengua y finalmente sumergiéndola en su boca, con furia y pasión. Seguía su juego, su dominación. Primero un botón, después todos de golpe, la camisa de la chica quedó en su sitio, desabrochada por completo, dando salida a sus senos desnudos y sin dejar la competición de lenguas. Una yema rozó los rígidos pezones de la mujer, pellizcándolos con suavidad, después con fuerza, dibujándolos. Una mano recorría todo el pecho, divirtiéndose con él, recreándose en su forma. La parte de arriba del muchacho se rasgó por el desenfreno de ésta, que acarició la espalda del joven, caliente, sudorosa, y después perfilando la línea de su pantalón, desabrochándolo. Arañaba la parte superior de su espalda mientras él mamaba el valle de su delantera y sus picos. Se estremecían, el ambiente era asfixiante. Las masculinas manos, apartando la ropa interior de la colegiala, sudaban, todo era humedad y calor en su interior. Un dedo jugó con su monte de Venus, indagó en lo más profundo de sus genitales, le acompañó otro, sintiendo la mojada cavidad, suave, esponjosa, provocando la excitación de la joven al sentir la fricción de su clítoris. Ésta se agachó y su camisa cayó a la altura de sus codos, dejado todo su torso al descubierto. El miembro varonil estaba endurecido, muy endurecido, y se liberó cuando los calzoncillos bajaron. Una lengua húmeda y caliente se aventuró con su punta, la lamía y besaba, mientras una mano apartaba la piel y después presionaba, acumulando la sangre en la punta que se infló, chupándola de nuevo, introduciéndola un poco en su boca, después del todo. La lengua desenfrenada de la chica, saboreaba el miembro a punto de estallar, y miraba la cara complacida del muchacho, viendo cómo disfrutaba. Él seguía el ritmo del acto con sus manos en la cabeza femenina, tirando levemente del pelo de la joven... Hacia dentro, hacia fuera y después para arriba, haciendo que ésta subiese, para pasar a ser la dominada. La puso de frente a la pizarra, levantó su falda, dejando sus nalgas perfectas a la vista. Se acercó a ella, y con su miembro, buscó la vagina. La penetró. El ambiente era pegajoso, la respiración cada vez más fuerte, y el oxígeno se hacía pesado. Ella se giró, se apoyó en la mesa del profesor y abrió sus piernas para recibir al pene otra vez. Lo tenía dentro, lo quería profundo. Cada vez iba más rápido. Ella mordía su dedo para contener sus gemidos, y echaba su cabeza hacia atrás, contrayendo sus labios genitales. El falo salió, aún erguido y a punto de alcanzar su clímax. Postró a la chica en la mesa por completo, haciendo que su espalda descansase sobre ella y con su lengua intentó penetrar en sus genitales, muy húmedos, recibiendo con un grito de mujer, signo de su plenitud, el sabor de su sexo, su olor y su tacto. Ella se agachó, sacó su lengua, y dejó que el fruto del orgasmo de su compañero salpicase en su cara, mientras lo saboreaba.


Era un juego. Salado. Pegajoso. Sucio. Sólo sexo.


Agradecimientos a:

Miguel (el galleguiño) por darme la idea del contexto.
Alex (Roceñoooo), por ayudarme a retocar el principio.
Robe (el San Blasero xD), por darme tantas ideas xD.
Manu (El tío weno, juas juas, loco!), por darme sus opiniones.
Enfant Terrible (le meilleur ecriteur), por aconsejarme ;).

Escrito por Alguien que quiere ser recordada a las 10:11 PM | Comentarios (47)

28 de Febrero 2004

Querer y no poder

¿Cuántas veces queremos hacer algo y no podemos?

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Querer gritar, y quedarte muda al abrir la boca... Miles de argumentos rondan por tu cabeza, pero tus cuerdas vocales se niegan a vibrar, se apelmazan, y no pasa ni el aire.

Querer correr, y que se duerman tus piernas... Avistar kilómetros por los que huir, y tu cuerpo es reacio a moverse. Quedarte quieta en un lugar, cerrar los ojos con la intención estúpida de fugarte, y permanecer en el mismo sitio.

Querer una respuesta, y sólo encontrar más preguntas... Un motivo es lo único que necesitas, un sentido para tu vida, para tu entorno, pero ambos no te ofrecen más que misterios e incógnitas nuevas.

Querer llorar, y tener los ojos secos... Una laguna de llanto ácido en tu interior, llanto que te quema, pero que no puedes soltar... Una agustia se apodera de ti, y sólo se te ocurre una cosa, escapar.

Querer amar, y tener el corazón congelado... Un frío helado recubre tu órgano vital, sientes que necesitas un punto de luz incandescente que te quite los encemas, una llama que jamás se encederá.

Querer reír, y sólo poner caras largas... Sentirte feliz en un aspecto de tu vida, y no conformarte. Necesitar más. No estár agusto con lo que tienes, sino añorar lo que no posees. O lo que has poseído.

Querer escribir, y sentirte vacía de palabras... Llena de imágenes, pero sin encontrar un sólo vocablo en tu cerebro que exprese "algo" que te salga de dentro, que te llene. Y sigo sin encontrarlo...

Escrito por Alguien que quiere ser recordada a las 2:34 AM | Comentarios (15)

27 de Marzo 2003

Reflexionando

Hay una película que dice en un fragmento: Siento un vacío en mi interior, un vacío que por momentos parece llenarme...

Hay algo en mi vida que no me gusta... Siempre quejándome de las cosas... Tal vez no son las cosas las que han de cambiar, sino yo... Pero... ¿Otra vez?... Yo no tengo personalidad definida, por mucho que lo intente, hasta que no pase por una serie de años y experiencias no lo voy a conseguir... No es algo fácil...

Que te mantengas en unos ideales, sin cambiar cada dos semanas no significa que tengas personalidad. Si no que la estás buscando... Yo cada día, trato de superarme a mí misma, conocer nuevas cosas, y aprender algo nuevo de cada situación... Así soy yo...

Conocerme no es fácil, todos somos muy complejos... Pero... Siempre creemos conocer a los demás, y a veces nos caemos al suelo de cabeza por ello... Nadie conseguirá conocerme, en mí todo se mueve, porque siempre hay algo nuevo que me hace cambiar de opinión...... Y no creo que sea la única....

¿Por qué nos empeñamos tanto en conocer a fondo a una persona? ¿Qué sentido tiene eso?... Muchas personas dicen que al tener una relación (en este caso amorosa) con alguien... lo mejor es al principio, cuando todo es nuevo, fresco... Cuando queda mucho por descubrir, y que luego, es una monotonía (como todo en la vida hay excepciones)..

¿Por qué no hacemos que al conocer a alguien sea siempre como el primer día? Cuando ansías saber, con impaciencia, la información de cada neurona de su ser..... ¿Por qué nos preocupamos más de conocer a alguien, que de todo el amor que nos tenga, o nos pueda dar? A mí me gusta conocer a gente nueva... Indagar mucho, pero siempre teniendo algo nuevo que descubrir... Esa es la aunténtica emoción de la comunicación entre personas...

La vida es una pregunta con respuestas sin acabar... También las personas..... ¿Por qué nos empeñamos en una contestación a todo? ¿Cuántas veces, una relación (de cualquier tipo) se ha estropeado por conocer una parte de esa persona que no nos gusta? Demasiadas, diría yo... ¿Y, eso está bien? El querer saber lo que piensa cada persona en todo momento, no es sino el querer quitarle la intimidad?

Las personas por suerte, tenemos la fortuna de poder pensar, y compartir si se desea... Pero, y sí no se desea.... ¿Nadie se ha sentido indefenso ante alguien que le conoce demasiado? Yo creo que sí... ¿No sería precioso, el conocerse lentamente, más que escavando en el pasado,descubriendo el futuro? ¿No estaría bien el aprender cosas nuevas de uno mismo cada día, y sentir que aún falta mucho? El sentir que aún tienes mucho que ver, que oír y que sentir.... Eso es lo que te hace ver un sentido a la vida, las ganas de descubrir.... Ese ímpetú por las innovaciones.. Que son bien gratificantes, creo yo.. No siempre, pero en muchos casos sí.... Y cuando a corto plazo, no son buenas, a largo si lo son... Porque las cosas malas, son las que te hacen madurar, y corregirte a tí mismo......

ESTA ES MI OPINIÓN, NO PRETENDO DIFUNDIRLA POR EL MUNDO... SIMPLEMENTE DIGO LO QUE PIENSO SIN PENSAR LO QUE DIGO....


Un beso...........

Sincered MER

Escrito por Alguien que quiere ser recordada a las 2:42 PM | Comentarios (4)