27 de Enero 2005

NO

No....

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No. NO. N-O. No sonrío, no estoy bien, ni me alegro por nada, ni por ti, ni por mí. No aguanto, no quiero seguir, no estoy dispuesta a luchar más, y tampoco encuentro motivos. No veo alegría por ninguna parte, estoy harta de sangrar y no desangrarme. No me importa volver a ese pozo sin fondo. No confío en ti. No sabes nada de mí, no entiendes en absoluto lo que siento. No creas conocerme por cuatro palabras, y aún menos por cuatro textos. No escribo lo que pienso. Aunque así fuese, jamás te lo diría. No quiero que me descubras. No quiero sincerarme. No soporto más esta hipocresía. Estas mentiras. Odio las sonrisas de pose. Al igual que aborrezco que me mires desde un espejo. No lo hagas. No me ayudes, ni lo intentes, no puedes, no conseguirías nada. No me gusta que sientas lástima de mí, así que deja de señalarme. No trates de indagar en mí, no lo conseguirás. No me abriré. Ni siquiera a ti. Nunca confesaré mis secretos, no creas que soy inofensiva. No aguanto tus penas, ni tus palabras. No me agradan tus ralladas, ni tus movidas. Me repugna ver cómo intentas hundirme tras esa máscara. No quiero ver como me arrastras a tu mundo, pintándolo de color de rosa, para luego mostrarme la cruda realidad sin escrúpulo alguno. No quiero seguir llorando, no puedo, no tengo más lágrimas. No deseo ver como me muero por dentro, ni como mi mundo de desmigaja para ser sólo comidilla de otros. No me humilles. No me hables. NO. NO. NOOOOOO.

¡NO QUIERO SEGUIR ESCUCHÁNDOTE, MALDITA MENTE!

Escrito por Alguien que quiere ser recordada a las 1:20 AM | Comentarios (15)

26 de Enero 2005

Dolor de vacío

No quiero pensar porque no quiero que el dolor del corazón se una al dolor del pensamiento.


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Cachito a cachito, observo como van recogiendo los pedazos que quedan de mí. Los buitres necesitan alimentarse al fin y al cabo, y puede que mi carroña les sirva para sobrevivir el día. Mi mundo se ha desbordado. El eje invisible que le sostenía se ha roto, y ningún pegamento podría recomponerlo. Los trozos se han esparcido por el vacío, flotan, y no tengo ganas de hacer ese puzzle de nuevo. Sin ganas de vivir. Posiblemente nadie me recuerde en unas semanas, o tal vez de mí sólo quede un hueco en un álbum de fotos ajado. La música de mi funeral es demasiado triste, demasiado lenta. Pero contemplo los rostros de los que me rodean, impotencia sí, pero todos saben que lo superarán, que sólo es un obstáculo más por el que saltar. No soy imprescindible. Todo aquello por lo que creía luchar es una causa perdida, una mentira, una hipótesis idealizada en mi cabeza, por mi afán de sentirme viva. Se ha descompuesto y no sé hasta que punto merece volverlo a intentar. El motivo para hacerlo. Quizás sea mejor mantener ese bonito recuerdo que enfrentarse a la realidad, que no tiene por qué ser buena. Oigo cosas preciosas, palabras de aliento. No van dirigidas a mí. Yo sólo soy un bufón con un maquillaje imposible de limpiar. Una sonrisa tatuada que con el paso de los años pasará a ser algo espeluznante. Aún busco esa persona que me entienda, ese alguien en quien apoyarme, lo suficientemente fuerte para soportar mi carga, carga que me pesa a mí y a él. Debajo de mis gafas oscuras se esconde un mar de lágrimas. Al despertar cada día, mis ojos hinchados demuestran que hoy será peor que ayer y mejor que mañana. Pasos de cangrejo que empiezan lentos y acaban cogiendo la velocidad de una comedia cinematográfica de los años 20. Muda. Con las cuerdas vocales rotas de gritar. Terror que sólo quien se adentra en lo más profundo de mi mirada conseguirá apreciar. Una procesión en cada párpado pesado con un réquiem por banda sonora. Tengo una fosa cavada en mis ojeras. Demasiadas cadenas que limar. Mordazas invisibles que rodean mi boca, y una vez más demuestran que los peores gritos, son los que no se oyen.

Escrito por Alguien que quiere ser recordada a las 2:12 AM | Comentarios (5)

24 de Enero 2005

Mi alma gemela

Para Rafa: Un amigo especial, mi conciencia y mi alma gemela

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En mi sueño, noté un agujero en mi nuca, como una toma de corriente sin nada que enchufar. Me adentré en lo más profundo de mi mente, en su escenario. Esta vez estaba sentada como público, sólo yo. El monólogo había cesado, y ahora, los que antes eran los espectadores, ahora resultaban ser los protagonistas. Para que pueda verlos desde fuera. No me decían mucho. Algunos me llamaban la atención y bajaban a sentarse conmigo. No mediábamos palabra. Sólo estaban a mi lado, por si tenía alguna duda de la obra. De repente, noté como una mano se apoyaba en mi hombro. Me giré y sólo acertaba a ver unos preciosos ojos marrones. La escena cambió, y estaba en medio de un circo, en una cuerda floja. Aquella mirada seguía imantándome. El rostro y el cuerpo cada vez se hacían más visibles. Me cegaba. Era como si tuviese detrás un gran foco blanco. Como un ángel. Miré hacia abajo, todo era negro, y aunque no podía verlo, adiviné que el suelo estaría muy lejano. El mareo que me provocó el vértigo casi me hizo caer, pero aquel extraño, que cada vez notaba más cerca, me sujetó. Y el fino cable se volvía de hierro por cada paso que avanzaba de su mano. Una fina cuerda, mas irrompible, nos rodeó. No arañaba. Al contrario, era una sensación placentera. AL menos para mí. Nuestras almas se dejaron ver. Iban de la mano, soldadas. Imposibles de separar. Estábamos en la popa de un barco dentro de un mar de cariño, con un atardecer de tonos rojizos. Cada vez que me abrazaba, sentía cada centímetro de su piel, inundándome de un sentimiento tan fuerte que me ahogaba. Era el vacío y conseguía sostenerme con él. Un apoyo más fuerte que cualquier roca. El pánico se apoderó de mí, miedo a caer. Estaba presa, presa de él, y ya no podría despegarme. Tampoco quería. En la oscuridad que había, notaba su mano, sujetándome con firmeza. La toma de corriente de mi nuca se llenó, dejando pasar toda la energía que aquel muchacho irradiaba. Apreciaba cada pensamiento, sentimiento, sensación que él tenía. Y el silencio se rompió las palabras que emergían de mi boca:

- Llevo toda la vida esperándote.

Mientras una canción dejaba oír todo lo que sentía, que demostraba con un beso, muy superior a cualquier amor.

Escrito por Alguien que quiere ser recordada a las 1:20 AM | Comentarios (17)

19 de Enero 2005

Fantasía

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"La fantasía, aislada de la razón, solo produce monstruos imposibles. Unida a ella, en cambio, es la madre del arte y fuente de sus deseos." (Francisco de Goya)

En este preciso instante sólo dos cosas inundan mi mente, un neo-romanticismo atípico y tópico que hace confundirme, confundiéndote a su vez, y un sufrimiento dulce que no sería capaz de describir siquiera con todas las palabras del castellano. Siento ODIO. Odio a lo establecido, al conformismo. Repulsa a tragarme cada palabra, cada gesto, cada sentimiento, o lo que es peor, cada lágrima. Siento como mi mundo está tras un telón, y yo llevo una máscara de comedia griega. Tan falsa que me provoca nauseas. Agrietada, tensa mis músculos esbozando una sonrisa, y bien sé que un día dará de sí. Estoy en medio de un bosque gris demasiado frondoso, la luz no traspasa por ninguna de las ramas que sujetan mi horca. Noto mis ojos en blanco, mi cuello decorado con alambre de espino. En mis muñecas, frágiles, puedes ver cada marca de todo lo ocurrido, una vida escrita en siete cicatrices. A veces siento como vuelven a sangrar cuando visito de nuevo ese pozo. Busco una cuerda a la que agarrarme y que no me ahogue, pero todas me sujetan de tal modo que al tensarlas, desmembrarán mi cuerpo. Envidia. Envidia a todos. Ellos están sujetos por pilares de mármol, y yo por un cable demasiado fino, sin red. Me asemejo a un plato de malabares. Doy vueltas sobre un palo de madera que acaba en punta, y erosiona. No quiero romperme en pedazos. No quiero sentir que mi mundo desaparece, y volver, volver a lo de siempre. A las tormentas que no acaban, que no tienen calma. A esos arcoiris incoloros. A ese sol sin luz. Todo es negro, al igual que mi sangre. Mi cerebro se haya en un continuo remolino de sensaciones, me torturan sin piedad, contracturando cada músculo. Una tensión que me eleva a la desdicha eterna de mi retorcida imaginación. Siento el frío en cada capilar de mis venas, en mis alvéolos. Condensa el aire de mis pulmones. Me impide respirar. Cuanto más lo intento, menos vida tengo. Deseo desatarme de las cadenas de esta prisión que me hace sentir angustia. ¿Y por qué? Porque mi mente es libre, y no puedo luchar contra mi fantasía.

Escrito por Alguien que quiere ser recordada a las 1:32 AM | Comentarios (3)

13 de Enero 2005

Cuando ya no queda nada..

A veces, los polinomios más complejos, con una buena solución, se convierten en cero.

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Como quitarle el caramelo a un niño.

Estoy tumbada en medio de ninguna parte, viendo como todos mis sueños se evaporan. Tengo cristales clavados por todas partes y un charco de sangre me rodea, como si fuese mi aura. Caen objetos sobre mí, dejan marca, pero no paran de resbalar sobre mi cuerpo. Mis manos son humo, incapaces de acarrear nada. Incapaces de conservar nada. Espirales que acaban en un agujero negro, que cae y cae, cada vez más, hacia un abismo incierto. Muelles que recorro como si fuese una niña bajando por una barandilla. Me mareo, creo que estoy bien y que me divierto, pero cuando te das cuenta de todo, tienes naúseas, nada es concreto y todo da vueltas. Te tropiezas con tu propio pie, recuerdas todo lo que olvidaste antes de arriesgarte a bajar, ahí arriba. Todo el mundo te señala, pero nadie te tiende una mano.

Mis lágrimas se mezclan con la sangre, ¿cuándo acabará de salir? Quiero convertirme en aire y volar, y no ser más que una mente, un alma que vaga por los cielos, y lo alto de las pequeñas ciudades. Lo mejor de la persona queda en la memoria. Estoy en otra dimensión donde hay fórmulas infinitamente complicadas que todos ven sencillas y yo, en la palestra, no puedo hacer. Alguien me grita, es mi propia conciencia, me humilla por no resolverlas. Y me vuelvo pequeña. No soy pequeña, simplemente estoy hundida hasta la cintura en este suelo de grafito gris. Está frío y me va comiendo el cuerpo, desde los pies. Noto como mis huesos se van rompiendo lentamente, y mi piel se desgarra, está seca, ya no hay sangre. Me voy consumiendo mientras mi cerebro proyecta una película, una galería de imagénes. No puedo recordar qué es, he perdido el control de mi vida. Ya no soy yo, sólo soy mi recuerdo. Lo único que sé es que no quiero volver. Algo en mi interior me dice que estoy mejor aquí, y que ellos están mejor sin mí.

Como un hielo expuesto al sol, me he consumido, he licuado y ahora sólo soy vapor. Como mis manos. Recorro las calles de mi antiguo barrio y contemplo el cementerio. Siempre me pareció tan bonito... En una lápida está escrito mi nombre. No puedo evitar sonreír al leer la esquela. Y me separo, y navego con el viento a mi favor por lo más alto de Madrid, esperando mi próxima salida.

Escrito por Alguien que quiere ser recordada a las 1:38 AM | Comentarios (8)

9 de Enero 2005

Corazón autodestruído

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Listening how my heart cry

Estoy en lo más oscuro de mi habitación, contemplando tu foto. Noto como mis pestañas se apelmazan al intentar contener las lágrimas. Observo tu rostro, tu sonrisa, es casi tan falsa como nuestra relación. Mi corazón no puede evitar moverse, como si estuviese sujeto por unas cuerdas y forcejease para soltarse. Se está mustiando. Cada vez es más y más negro. Cierro los ojos y lo veo, encogiéndose, vaciándose. Dejando que la sangre salga goteando, repicando contra el suelo. No veo nada, es todo demasiado oscuro, o tal vez me he quedado ciega. Tal vez estoy ciega. Y lo que veo es sólo lo que mi mente quiere ver. Es más que posible. Recuerdo tus palabras, sabían a vida, pero olían a muerte. Promesas incumplidas, sentimientos mal expresados, mal entendendidos. Me siento como un perro. No importa cuantas veces me des con el periódico, yo tendré fé en que me pondrás comida, aunque no sea cierto, y seguiré detrás tuyo, como siempre. Con el entrecejo más fruncido, pero detrás. No puedo evitar llorar, noto un río cayendo por mis mejillas. Un río que no llega al suelo, ni al mar, ni a ningún sitio. Me seco con la manga, y ésta se mancha de sangre. Cierro los ojos de nuevo. Ya no es mi cuarto. Es todo oscuro. Sólo hay una luz a lo lejos. Y ahí estás tú. Quiero moverme y no puedo. Quiero luchar, que todo salga bien. ¡Maldita mi puta esperanza! ¡Malditos mis putos deseos! No puedo, mi brazo va encogiéndose. Mis piernas también. Todo. Me hago pequeña, nada, insignificante. Y tú sonríes. Apenas puedo ver, aún menos andar. Tú no paras de reírte. Hay otra luz. Pero no reconzco al que alumbra. Es sólo una silueta, no lo puedo ver con claridad. A ti sí. A él no. El extraño viene y me coje la mano, y me voy haciendo más y más grande. Para volver a ser YO. La luz nos ilumina a los dos, y tú cada vez pierdes más intensidad. Te enfadas, no te gusta lo que ves. Y vienes. Irrumpes en nuestro halo, me empujas, a él también. Me pones miel en la boca. Tienes carita de ángel, y alas de demonio. Mi corazón vuelve a moverse. No es un buen presagio. Pero aquí estás tú. Todo me da igual. Mi salvador se va, y todo desaparece, incluído tú. Y de mí sólo queda mi corazón autodestruído.

Escrito por Alguien que quiere ser recordada a las 9:55 PM | Comentarios (11)